Si queremos construir una Cuba diferente no podemos excluir ni denigrar a ningún cubano esté donde esté. El exilio fue, es y será una parte muy importante para lograr ese cambio en Cuba, nunca podríamos ignorarlo, sería cometer un gran error y una gran injusticia y hacer lo mismo que hizo la mal llamada revolución. Todos somos cubanos, todos nos merecemos respeto y admiración y todos jugamos un papel importante en esta lucha y jugaremos un papel importante cuando llegue el momento del cambio y la construcción de la democracia. Hay una gran diferencia en los cubanos que luchan y esto es bueno que todos lo tengan presente. Unos hacen lo que pueden y están todo el tiempo tratando de hacer algo mejor. Otros están todo el tiempo quejándose y buscando los supuestos errores que se cometen en esta lucha. Nosotros necesitamos los primeros, porque ningún proceso es perfecto, toda obra tiene sus imperfecciones, gastar esfuerzos en buscar errores nos debilita y nos divide porque al final nadie es dueño de la verdad absoluta, eso no existe.
El CID todo el tiempo trata de perfeccionar su trabajo, pero nunca le hemos dicho a otra organización lo que tiene o no que hacer, es más nunca le hemos dicho a la oposición lo que tiene o no que hacer. Nos centramos en lo que estamos haciendo y que podemos hacer para lograr nuestros objetivos, nada más.
Nos sentimos orgullosos de continuar un sueño, una obra que comenzó a forjarse desde el momento que el Comandante Huber Matos redactó su carta de renuncia en octubre de 1959. Nosotros somos seguidores de ese sueño y esa idea. Hacemos lo que creemos correcto. Otros que hagan los que ellos crean correcto. Al final veremos que nos prepara el futuro. ¡La lucha continua… Viva Cuba libre! Esa fueron las últimas palabras de ese gran hombre.
Por Rolando Pupo Carralero, presidente nacional del CID. Foto, Pupo Carralero repartiendo La Nueva República, el semanario del CID.
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