Por Mary Anastasia O’Grady
Fuente WSJ
1 de diciembre de 2024
La 70ª sesión anual de la OTAN, realizada del 22 al 25 de noviembre en Montreal, comenzó con caos cuando manifestantes violentos intentaron interrumpir el evento. La policía no estaba preparada para el ataque, y Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, tampoco. Mientras ocurrían los disturbios, asistía a un concierto de Taylor Swift en Toronto, ignorando los riesgos de seguridad que podía traer una cumbre de esta magnitud.
Canadá es un aliado importante de EE.UU. en la seguridad continental, pero no cumple con su compromiso de la OTAN de destinar el 2 % del PIB a defensa. Tampoco planea hacerlo pronto. Los disturbios en Montreal, protagonizados por unos 800 manifestantes, incluyeron destrozos, incendios de autos y la quema de una efigie de Benjamin Netanyahu. Se escucharon consignas como «Liberen a Palestina» y «Israel es terrorista, Canadá es cómplice». Según CTV News, los manifestantes usaron bombas de humo y lanzaron barreras metálicas para mantener a raya a la policía.
El colectivo Divest for Palestine calificó la quema de la efigie como una “expresión legítima de ira” contra lo que llamaron un “genocidio colonial en curso”. El sábado, las calles de Montreal estaban cubiertas de escombros, ventanas tapiadas y una fuerte presencia policial. Trudeau condenó los actos como “espantosos” y pidió que los responsables rindan cuentas. Sin embargo, para el lunes solo había tres detenidos, algo que ha indignado a los ciudadanos respetuosos de la ley.
El trato desigual de la ley se hizo evidente con el caso del periodista Ezra Levant, arrestado en Toronto mientras filmaba una protesta pro-Hamas. Los manifestantes homenajeaban a Yahya Sinwar, líder de Hamas y cerebro del ataque terrorista en Israel del 7 de octubre de 2023. Levant, judío, solo llevaba una cámara. La policía le ordenó quedarse en una zona de prensa, pero él quería grabar de cerca. Fue empujado por los oficiales, quienes lo acusaron de «incitar violencia» con su presencia, y lo arrestaron, esposándolo ante los vítores de la multitud.
La provocación inicial fue la elección de realizar una manifestación pro-Hamas en un vecindario judío. Levant sostiene que se violaron sus derechos y planea demandar. Este caso alimenta la percepción de justicia selectiva bajo el gobierno liberal de Trudeau, ya criticado por su manejo de la pandemia. Durante las protestas de camioneros contra las restricciones de Covid-19, el primer ministro calificó sus demandas como “inaceptables” y amenazó con congelar cuentas bancarias sin debido proceso.
Desde el ataque de Hamas, las manifestaciones pro-Palestina han aumentado en Canadá mientras el gobierno permanece ausente. Como señaló el periodista Michael Higgins, Trudeau no puede controlar el calendario de los alborotadores, pero lo ocurrido en Montreal no es un caso aislado. Estas demostraciones han continuado desde los ataques del 7 de octubre, y el gobierno liberal no ha mostrado una respuesta contundente.
El caos en Montreal tomó desprevenido al gobierno. Sin embargo, el arresto inmediato de Levant, mientras los alborotadores actuaban con relativa impunidad, evidencia un sesgo en la aplicación de la ley. Como concluyó Higgins: “Algo no está bien en la democracia de Canadá”.
Versión condensada de InfoCID
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