Ciego de Ávila, 4 de febrero 2021. Ha colapsado el sistema de salud en la provincia de Ciego de Ávila, sus dos hospitales provinciales se encuentran llenos de portadores de virus. Nadie puede atenderse si está enfermo ni operarse si necesita de una cirugía. El gobierno ha informado que los municipios deben buscar alternativas y crear sus propios hospitales para los contagiados, ya sean bases de campismo, moteles o instalaciones de organismos. Esta es la realidad de los avileños: sin desinfectantes, sin mascarillas, sin hospitales, sin personal de salud competente para velar por los contagiados y los aislados, con una pandemia sin rostro y con un desgobierno que es el único culpable de la trasmisión del virus.
El mito de Cuba como potencia médica se ha desprestigiado completamente. Más de un año después de haber comenzado la pandemia el régimen esconde el verdadero número de muertos y enfermos, no puede atender a los que se contagian ni menos a los que padecen otras enfermedades. No se han comprado vacunas ni se ha comenzado con un plan de vacunaciones como otros países latinoamericanos y la dictadura cree que con las promesas de una vacuna propia el pueblo va a tranquilizarse.
Según informó la dirección de educación provincial a los centros educativos, quedan suspendidas hasta nuevo aviso las clases de enseñanza primaria, secundaria, preuniversitarios y universitaria. No solo se ha afectado el sector educacional, también han cerrado todos los puntos de ventas de alimentos a la población. El transporte estatal y particular ha parado sus rutas diarias y a los cocheros se les ha prohibido trabajar. Con estas medidas se agrava la ya muy difícil búsqueda de alimentos, la población está desesperada. No se puede trabajar para pagar las deudas. Para algunos es la tercera ola de rebrote, para otros una historia mal contada del régimen castrista ocultando los datos reales sobre la situación que viven hoy los avileños.
Por Yanelis Jiménez Téllez, Presidenta Nacional del CID.
La Nueva República
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