¿CÓMO SERÁ EL 2023 PARA LOS CUBANOS?

Por |2023-01-22T19:11:45-06:0022 enero, 2023|Otros|Sin comentarios

 

 

El 2022 fue para Cuba uno de los peores de la historia contemporánea. Signado por la explosión del hotel Saratoga en La Habana y el siniestro de la base de supe tanqueros de Matanzas, dos tragedias que sumaron muchos muertos, también porque su economía en bancarrota, que bajó prácticamente hasta la capa rocosa.

 

La agricultura sufrió uno de sus peores años, sin insumos, sin fertilizantes ni pienso, problemas con la maquinaria, insuficiente regadíos, sin arados y tractores, que  resultaron en una subida de la inflación donde los precios de los productos tocaron las nubes. Tal inestabilidad productiva condiciona a los cubanos a que dediquen todo lo que ganan en alimentación, quedando sin margen para satisfacer el resto de las necesidades existenciales.

 

Ninguna de las medidas adoptadas por el gobierno en el sector económico en 2022 dio resultado. Sin un mercado interno fuerte y una carga fiscal enorme sumado a las excesivas limitaciones burocráticas, el gran experimento de las MIPYMES terminaron batiéndose en retirada debido a la inflación, esa hija legítima de la tarea partidista Ordenamiento, que engendró el caos actual.

 

La economista Rafaela Cruz escribió que para el gobierno, el turismo es la gran esperanza de rescatar la economía a la deriva y se aspira a duplicar el número de visitantes recibidos este año, sin embargo la economista pregunta: ¿los que estiman ese arribo masivo de visitantes serán los mismos que hicieron los cálculos para 2022, que tan lejos quedaron de cumplirse?

 

“Siendo el turismo una de las industrias más sensibles a las crisis económicas globales, si finalmente se desata una crisis en 2023, los calculistas turísticos cubanos, en lo único que habrán mejorado es en su capacidad de equivocarse. ¿O es que las previsiones son solo una manera de justificar la concentración de inversión en ese sector, sin importar si llegan o no visitantes?, se pregunta la economista Cruz y añade a su análisis:

 

“Otra apuesta importante es el níquel, pero llega tarde a la fiesta, pues cuando en 2021-22 los precios internacionales tocaban máximos la producción nacional estuvo estancada, mientras que para 2023 se pronostica que continúe la tendencia bajista, además una parte de la producción está ya comprometida para pagar deuda a una empresa extranjera».

 

Para Marta Vila, vecina del callejón de Jaimanitas y madre de dos niños, el 2023 será un año negro. Acaba de perder a su esposo en el mar en una de las mayores tragedias de la historia del pueblo: el naufragio de una pequeña embarcación nombrada El Alba, donde viajaban dieciocho personas, incluyendo ocho niños, y solo hubo un sobreviviente.

 

La historia del naufragio de El Alba es desgarradora y constituye un tabú en el pueblo, a tal punto que a más de un mes del suceso nada se ha filtrado en las redes sociales. Las familias están sumidas bajo amenaza de la policía en un profundo mutismo. El único sobreviviente permanece en una celda de Villa Marista en investigación.

 

Según testimonio de Folungo, que era el custodio de la base de pesca aquella noche, le expidió el autorizo de salida al Alba con dos tripulantes y así lo informó a guarda frontera. Pero en la desembocadura del rio subieron a bordo dieciséis personas más y pusieron proa rumbo norte. Folungo estuvo preso varios días en Villa Marista, hasta que fue puesto en libertad al no poder la policía vincularlo en complicidad con los hechos.

 

“Es la noticia más triste posiblemente en toda la historia del pueblo”, relata Marta Vila, que dice no saber cómo va a mantener en lo adelante a su dos hijos sin su esposo. “En esa tragedia diecisiete personas desparecieron incluyendo ocho niños. La familia de los Pilotos se ahogó entera. Yo perdí a mi marido, pero hay casas aquí en el callejón que tienen tres y hasta cuatro muertos en el hundimiento del Alba.

 

Viejos pescadores entrevistados hacen una posible reconstrucción de los hechos: una pequeña embarcación de motor diseñada para cuatro tripulantes no pudo sostener el peso de dieciocho personas más el peso de las vituallas, y bajo pésimas condiciones de tiempo.

 

“Los cogió la pleamar”, cuenta Chichi, un viejo patrón de barco ya retirado, que es toda una institución en Jaimanitas. “La pleamar es el movimiento ascendente del mar hasta una elevar una cresta y cuando baja por mucho que maniobres siempre caes de proa. El Alba estaba super sobrecargado y cuando fue para abajo era un proyectil, se fue hasta el fondo”.

 

El éxodo cubano huyendo del fantasma comunista ha traído mucho sufrimiento a la familia cubana. Desaparecidos en el mar, muertos en la travesía por la selva del Dariel o tras el penoso paso por fronteras, vuelve incalculable el tamaño del dolor. Otros muchos, con mejor fortuna, coronaron el empeño y pudieron salir del infierno cubano y radicarse en otros países, la mayoría en los Estados Unidos.

 

Recientemente el gobierno estadounidense para detener el flujo de emigrantes, activó el titulo 42 de la administración de Donald Trump, donde mediante una Parole de visa humanitaria 30 000 cubanos podrán ingresar anualmente a los Estados Unidos.

 

En cambio para Alejandro Arias, residente en calle Línea entre F y G, en el Vedado, que no piensa abandonar el país, el 2023 será otro año de luchar por los derechos humanos, por la libertad de los presos políticos, por lograr cambios, por conseguir la democracia tan ansiada y la libertad.

 

“Este gobierno se ha afianzado en el tiempo mediante leyes, mediante un discurso triunfalista, mediante la represión ya no solo contra nosotros los opositores, también contra la población. La gente está muy cansada y ahora con las redes sociales toda la mentira del gobierno queda desnuda. Ya la gente no tiene miedo de hablar, ni de subir un video denunciando las injusticias en tiempo real”.

 

Alejandro es padre de dos niños en edad escolar y cuenta que su salario y el de su esposa unidos, no le alcanza ni para empezar.

 

“A veces tenemos una sola comida al día. Un pan de una libra cuesta 200 pesos, eso sin contar lo que se pueda echar adentro. Un refresco cuesta 200 pesos también. Si sumas verás que la merienda de los dos sale en 800 pesos diarios, solo en merienda, imagínate la comida y las demás cosas. Ni para empezar alcanza el salario de los dos”, dice Alejandro.

 

Su esposa Natasha es pantrista en el Instituto de medicina tropical Pedro Kouri y dice estar asustada por el nuevo rebrote de Covid-19.

 

“Escucho a los médicos de mi trabajo decir, que las autoridades reconocen que será  imposible retornar a las medidas impuestas durante la pandemia: la cuarentena, el uso obligatorio de nasobuco, el distanciamiento social, el lavado de las manos, la utilización del cloro y los pasos podálicos”.

 

Alejandro es miembro de la oposición al gobierno desde 2010 y ha sufrido la dura represión en carne propia: Detenciones, registros, amenazas y acoso. En cambio no ha variado un ápice su postura disidente. Y dice que su voz nunca podrán callarla.

 

“Esta dictadura tiene como único recurso para mantenerse en el poder el uso de la represión. Pero cada día la gente está más cansada del atolladero que es la situación en la que nos ha metido y finalmente el estallido social llegará. Más temprano que tarde, pero algún día llegará la luz a nuestro pueblo”.

 

Por Yunia Figueredo, dirigente del CID

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