CUBA: LA SOCIEDAD PARADISIACA Y JUSTA DEL TERROR

Por |2023-03-02T21:48:52-06:002 marzo, 2023|La Nueva República, Sucesos|Sin comentarios

 

El joven Williams Perdomo residente en Jaimanitas, asesinó a Rodolfo Figuera, alias  Fofito, a las 9 de la noche el día de Navidad en plena Quinta avenida.  El hecho no tuvo cobertura informativa: 27 puñaladas, decenas de patadas al cadáver y escupidas quedaron solo en la mente de los que presenciaron el hecho. Nadie atinó a encender la cámara de un celular y grabar lo sucedido, demasiado terror fue el infundado esa noche por el menor de la familia Perdomo.

 

Quienes reconstruimos los hechos al otro día concluimos que Willi esperó pacientemente a su víctima, escondido detrás de un framboyán junto a la cafetería de 5ta avenida y 240, situada a unos metros del puente sobre el rio Jaimanitas. Había estudiado durante días los movimientos de su víctima y esperó que bajara del Moskovich, comprara la cerveza y saliera a la acera a pavonearse, entonces su asesino lo tocó por la espalda y cuando Fofito se viró, le clavó el cuchillo en medio del pecho.

 

Fofito lanzó la cerveza contra Willi como último acto de defensa. Después le rogó: “No me mates” y sabiéndose sin vida pudo llegar  a duras penas hasta el puente, donde cayó en medio de la vía.

 

Willy fue hasta él y gritó: “¡Te dije que te iba a matar!”, se le subió encima y comenzó a masacrarlo. Cuando se cansó de darle puñaladas, –los peritos declararon 27 en total, algunas en la cabeza y en la cara–,Willi le dio patadas y luego escupidas hasta considerar su objetivo cumplido, luego se escurrió por la oscura calle 240  y se perdió de vista.

 

Todos los espectadores estaban petrificados. Ninguno se movió de su sitio. Una nota de color fue que en aquel momento pasaba el comandante de la revolución Ramiro Valdés en su auto Mercedes acompañado de su escolta rumbo a su residencia, y mandó a detener un momento el auto, para observar sobre el pavimento la mucha sangre de Fofito y tal vez recordar cuánta sangre había visto en toda su vida, luego ordenó al chofer que continuara la marcha.

 

Más tarde vino la policía, la criminalística, los médicos forenses y trabajaron el cuerpo sin vida. La búsqueda de Willi comenzó ese día y se extendió hasta el 29 de diciembre cuando se entregó. Pero hasta que se hizo pública su captura Jaimanitas vivió horas de terror, cuando se espació el rumor que Willi tenía una lista de víctimas.

 

“Fue por un ajuste de cuentas”, dice Rubencito, vecino de Willi, “hace unos años,  Fofito le había dado un machetazo a Willi en la cabeza, también allí mismo en 5ta avenida, por  una estafa. Willi fue caminando con el machete clavado en la cabeza hasta el policlínico, donde fue trasladado a un hospital y sometido a una riesgosa operación quirúrgica para salvarle la vida”.

 

Por estos días las redes sociales se inundan de sucesos como estos, donde asesinan, asaltan, violan y desaparecen personas, desnudando la retórica del régimen comunista y su discurso de la tranquilidad ciudadana y que “Cuba es un país seguro del mundo”.

 

El pasado 19 de febrero fue asesinado en su vivienda el matancero Jesús Alfonso Sánchez, un artesano que viajaba con frecuencia al exterior para traer ropas y accesorios de autos para la reventa. Según testimonio de Jorge González, quien fuera amigo del occiso: “Jesús era un excelente amigo, buen padre y buen hijo y una personas de sentimientos muy humano y especiales. No merecía una muerte así.

 

Este asesinato se suma a un extenso listado de crímenes reportados en las redes sociales en lo que va de año. Al menos 11 mujeres han sido víctimas de feminicidio en sus casas o en la vía pública. El 14 de febrero, día de San Valentín, en el poblado de Jatibonico en la provincia de Santi Espíritus, ultimaron a Yanquiel Jiménez, de 19 años. En Camagüey en esa misma semana Yudel López Álvarez, un hombre trabajador y padre de dos adolescentes fue reportado por su familia como desaparecido, y posteriormente hallado sin vida. El móvil del siniestro fue para robarle el teléfono celular y el bicitaxi. También en Camagüey por esos días Guperto Rafael Cánovas Adán, de 70 años, fue asesinado para robarle su auto.

 

Sin dudas a la sociedad cubana en los últimos tiempos la rodea un halo de incertidumbre, de un terror institucionalizado por la represión de un régimen que asfixia a la ciudadanía, con leyes que coartan la libertad del individuo y sus perspectivas. Una revolución que llegó al poder por las armas y fusiló en juicios sumarísimos y asesinó sin miramientos a todos l que se atreviera a negarle.

 

Una crisis económica y política feroz y los caminos sin salidas terminaron por enajenar completamente a su pueblo, que lucha por sobrevivir todos los días presos de una inflación y un caos social como jamás había visto la isla de Cuba.

 

El 4 de febrero un hecho dejó sentado la indefensión de los cubanos ante la violencia y conmocionó al pueblo de Nuevitas. La adolescente Leidy Bacallao de 17 años llegó huyendo de su ex pareja a la estación de policía solicitando auxilio y su agresor entró a la estación y la mató a machetazos delante de los policías.

 

El lunes 13 de febrero en Jovellanos, Matanzas, hallaron debajo de una cama el cadáver de Mercedes Vasallo, asesinada a puñaladas y un fuerte golpe en la cabeza.

 

Días antes también en Nuevitas, Yudel López, de 41 años, fue descuartizado a machetazos para robarle su triciclo eléctrico. Su cadáver fue cortado en pedazos y lanzado a un rio. El 2 de febrero fue asaltado y asesinado en Jagüey Grande, Matanzas, el cubano americano Roberto Medina, presidente de la empresa privada Renova, dedicada al comercio de equipamiento tecnológico.

 

La lista se volvería interminable de encapuchados o perdonas que exhiben sin  reparo su identidad, que asaltan ómnibus y trenes, que roban con violencia el ganado y que matan por conseguir dinero fácil para vivir. Las causas fundamentales provienen de la crisis sistémica y la pérdida de los valores que tradicionalmente caracterizaban al cubano.

 

La inseguridad ciudadana campea por su respeto y se ha vuelto un peligro vivir en Cuba. La explosión del hotel Saratoga en el corazón de La Habana Vieja y el incendio de la base de supertanqueros en la bahía de Matanzas dejaron muchas víctimas y un claro mensaje que ni en sus puestos de trabajo los cubanos están seguros.

 

La revolución desde su llegada al poder y sus “transformaciones profundas en todos los ámbitos de la sociedad” vendieron al mundo la imagen de que la sociedad socialista, sobre todo la de Cuba, era un paraíso donde nadie era asaltado y muchos menos asesinados, como ocurrían en la mayor parte de los países capitalista y que la revolución había acabado con la pandilla y el gansterismo, en cambio la realidad dl siglo XXI muestra una Cuba salpicada todos los días de hechos funestos, donde mujeres, ancianos, trabajadores y niños están a merced de la muerte en cada esquina y que cada día con su nuevo amanecer pudiera ser el último.

 

Organizaciones dentro y fuera de la isla abogan desde hace mucho tiempo por una ley que condene con fuerza el feminicidio y también porque se produzcan en  Cuba cambios sociales y políticos que devuelvan la prosperidad y la seguridad a un pueblo atado de pies y manos por la dictadura comunista.

 

Por Frank Correa

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