Desde que comenzó en Cuba la implementación de la llamada Tarea Ordenamiento que incluyó “la eliminación de ciertas “gratuidades” y desencadenó el aumento de los precios de productos y servicios, el gobierno aseguró que «nadie quedaría desamparado. Prometió el pago de chequeras o pensiones a personas que estuvieran realmente necesitadas, como es el caso de las madres solteras desempleadas o que no pudieran trabajar. Sin embargo, la experiencia ha sido muy diferente a lo prometido ya que la mayoría de las solicitantes no han sido aprobadas y otras se han enfrentado a una realidad marcada por la corrupción, el engaño, y el maltrato por parte de funcionarios y trabajadores sociales.
Un caso que demuestra la situación es el de Yirielys Lajes Estévez, maestra y madre soltera que atraviesa una complicada situación. Su hijo de 10 años nació prematuro con graves lesiones cerebrales por lo que convulsiona con frecuencia, necesitando cuidados constantes. Yirielys no encuentra empleo y sobrevive a duras penas recogiendo botellas en basureros para venderlas como reciclaje y haciendo trabajos de limpieza.
Su vivienda que está en peligro de derrumbe y se moja cuando llueve. Varias veces ha solicitado ayuda al gobierno pero se la han negado con la justificación de que está en edad laboral. Mientras tanto su pequeño niño ni siquiera tiene un colchón donde dormir ni aparecen las medicinas que necesita.
Situaciones como la de Yirielys son muy frecuentes en la sociedad. Muchas de esas madres han denunciado que dicho proceso está marcado por la corrupción, pues los funcionarios encargados le otorgan la chequera a amistades o las venden como si de un negocio se tratase.
Sin la ayuda prometida por el gobierno un porcentaje muy alto de las madres cubanas tienen que sobrevivir solas todas las vicisitudes que implican sacar adelante a sus hijos en condiciones infrahumanas. Todo esto representa un sufrimiento inhumano, además tiene y tendrá consecuencias en el desarrollo de la sociedad cubana.
Estas realidades dejan claro que la llamada Tarea Ordenamiento y su implementación, respecto a las madres solteras, ha sido un fracaso casi total. No sólo ha empeorado la difícil situación económica ya existente en el país, ha aumentado la corrupción y el mal trabajo de sus instituciones. Además, ha demostrado la incapacidad del gobierno para cumplir con sus promesas de que «la revolución no dejaría a nadie desamparado».
Por Zaray Fernández García, delegada del CID en Briones Montoto
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La Nueva República
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