Aunque el huracán Michael pasó por el canal de Yucatán a 22 kilómetros del Cabo de San Antonio, en el extremo occidental de la provincia de Pinar del Río, la deteriorada infraestructura pinareña sufrió sus embates debido la falta de mantenimiento durante 60 años. El huracán ocasionó daños importantes a la agricultura, el tendido eléctrico y viviendas.
La más perjudicada fue la agricultura que se preparaba para iniciar la zafra tabacalera 2018-2019. Las posturas de tabaco que se encontraban en los semilleros colectivos, a solo unos días de su trasplante, sufrieron daños severos por las intensas lluvias. A pesar que el tabaco es el principal cultivo de la provincia y una buena fuente de ingreso de divisa a las arcas del estado, la dirección de la agricultura no ha podido implementar en toda la provincia canteros tecnificados que tengan a buen resguardo las posturas de tabaco, para garantizar su siembra en la segunda y primera quincena de octubre y noviembre, que es la más idónea. Ahora todos los recursos invertidos se han perdido y hay que volver a comenzar desde el principio.
Otras de las afectaciones las sufrió el tendido eléctrico, infraestructura que lleva años sin mantenimiento. Siempre esperan a que colapse para después tratar de remendar lo que se pueda. Otro sector que se vio afectado fue el fondo habitacional. Ahora más de 1000 viviendas afectadas se suman a los más de 10 mil casos que existen en la provincia, entre ellos reparaciones por otros huracanes en el 2001 y 2002.
La provincia tuvo nuevamente la presencia de Miguel Díaz Canel, puesto en el poder por un dedazo del dictador Raúl Castro y sus lacayos. Díaz Canel no tiene ni credibilidad ni poder, repetirá las promesas de siempre, como si la población no tuviera presente que todavía existen casos de 16 años atrás sin resolver. Algunos recursos enviaran porque la provincia no puede paralizarse para siempre, pero los burócratas y sus jefes seguramente se preparan para una nueva escalada de corrupción en la que desviarán para beneficio personal, la mayor parte de lo que llegue.
Por Rolando Pupo Carralero, Presidente Nacional del CID
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