EL IMAGINARIO ARROGANTE DE LOS DISOCIADOS

Por |2021-06-22T15:15:58-06:0022 junio, 2021|La Nueva República, Opinión|Sin comentarios

Una cosa es escapar de las cadenas y otra cosa es romperlas. Son muchos los prisioneros que logran escapar encadenados y permanecen, como libertos perseguidos, atrapados en su rabia de sometidos que no logran convertir su libertad en alas.

 

De esa suerte van los cubanos que escapan de la isla. Da lo mismo si están en Europa o Norteamérica; da igual Latinoamérica o la Conchinchina; su corazón siempre los lleva donde tienen sus pensamientos: En la Cuba harapienta, manoseada y sufrida.

 

Tantos años de vivir golpeado ha dejado en el alma del prófugo un sentimiento bipolar que se debate entre la lástima amorosa y el enfado condenatorio, una mezcla donde conviven el fiscal y el abogado de la defensa. Unas veces el prófugo se conduele de la suerte de los que quedaron atrás, y otras lo fustiga con saña por la pasiva rebeldía de un silencio que se le antoja cómplice.

 

Y desde su libertad sin alas se le escucha arremeter, grosero y despiadado, contra sus antiguos compañeros de prisión a quienes, en un incomprensible arrebato de intolerancia, los acusa de “carneros” y “esclavos agradecidos” y se pregunta: ¿hasta cuándo va a soportar el pueblo tanta humillación?

 

¿Hasta cuándo? Quizá hasta que la gente deje de pensar en escapar y los que escaparon regresen, sin la arrogancia de su libertad a medias. Y juntos, como una sola fuerza patriótica y edificadora, convertir las manos de orar y convocar al cielo, en puños de hermandad y legítima defensa. Amén.

 

Por Ernesto Aquino.

Artículo de La Nueva República 280-B

 

 

 

 

 

 

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