En Cuba la doble moral y la solidaridad bipolar

Por |2020-01-15T08:09:24-06:0015 enero, 2020|Cooperación, Cultura, La Nueva República, Opinión, Solidaridad|1 comentario

El uso frecuente de la doble moral, como mecanismo psicológico para proteger la supervivencia bajo el poder totalitario, acaba desarrollando una bipolaridad impredecible en la conducta de los pueblos sometidos por mucho tiempo a las aberraciones de una ideología que desconoce los límites humanos cuando se trata  de mantener el poder.

 

En su lucha por sobrevivir a la escasez y a la falta de garantías jurídicas, el ciudadano cubano se debate entre el egoísmo y un incontrolable impulso de cooperación entre sus pares, en la mayoría de los casos con un marcado acento paternalista.

 

Mucho del éxito de su resistencia a décadas de represión y brutales penurias se lo debe a esa capacidad que le permite ser, a un mismo tiempo, él y su contrario. Y, tanto también, lo que lo ha prolongado en el martirio; pero, en una guerra valen tanto las armas como las trincheras.

 

Y una de las trincheras que mayor refugio ofrece al cubano es la práctica de una solidaridad, a veces incomprensible, con la que descarga la conciencia de su lado oscuro y se compra algo de agradecimiento para tiempos difíciles, proporcionando a otros más necesitados algo de alivio temporal.

 

El fin de año 2019, muchas familias cubanas sin recursos compartieron la abundancia de otras familias, mejor dispuestas económicamente, y celebraron la vida que aún les queda para continuar confiando, y esperando una vida mejor para este 2020.

 

En la intimidad de muchos hogares el egoísmo de la supervivencia cedió su lugar a la fraternidad. Llegaba a su fin otro año difícil de lucha encarnizada por mantenerse vivo, era el momento de perdonar y perdonarse; de compartir la gracia de haber sido, esta vez, los afortunados.

 

La misericordia y la piedad tocaron los corazones de los más satisfechos para cerrar el año de los más sufridos y necesitados. Como nunca, se sintió en los hogares cubanos el deseo y la práctica del amor que todo lo puede y todo lo perdona.

 

Cierto es que las tradicionales expresiones populares que acompañan estas fechas estuvo ausente. Las calles de la ciudad mantuvieron su acostumbrada oscuridad; la música, apenas tuvo presencia en las calles. La festividad fue discreta, pero la alegría llegó al corazón de muchos gracias al empeño de los más afortunados.

 

Pero, después de todo, no hay de qué extrañarse. Somos cubanos. Y así como en la lucha por sobrevivir nos enfrentamos unos con otros, también del mismo modo recobramos la esencia que sobrevive detrás de las máscaras y damos lo mejor de nosotros por los demás.

 

Por Ernesto Aquino

 

Artículo de La Nueva República

CubaCID.org

Un comentario

  1. Pancho 15 enero, 2020 en 9:23 am - Responder

    Inolvidable la anécdota que contaba Kruschev en sus memorias:
    – durante su discurso contra Stalin alguien le hizo llegar un papel que decía «a donde estabas tu cuando Stalin cometió esos crímenes?»
    -El viejo zorro respondió en el micrófono: «yo estaba donde tu estas ahora»…

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