Autor: Héctor Peraza Linares
Madrid, 21 de abril de 2018
heperli51@gmail.com
El supersecreto reportero que, como director en jefe de LIBORIO PRESS INTERNATIONAL, he logrado introducir en la más alta esfera del poder político en Cuba, me acaba de comunicar las distintas encomiendas que, Raúl Castro, le ha encargado a Díaz Canel, todas las cuales debe cumplir, con la más absoluta eficacia y en el menor tiempo posible. El que les ofrezco hoy, en el orden de prioridad que les ha dado el Poder Tiránico en la Sombra en Cuba, al que llamo PTSC, es el primero de tales mandatos. En posteriores ediciones destaparé las más conspicuas, estrafalarias, des celebérrimas, tétricas, patéticas y pinrimpimpéticas misiones que el recién estrenado presidente del consejito de estado y de ministricos tendrá que darle vida.
Raúl- Canelito, ahora que te he dado esos carguitos en el consejito de estado y de ministricos, te voy a dar a conocer las diferentes misiones, ultrasecretas, que, de inmediato y con la mayor exactitud y prontitud, te ordeno que comiences a poner en práctica.
Díaz Canel – (cuadrándose y saludando militarmente) ¡A sus órdenes mi genial general de generales y generalísimos!
Raúl – A partir de hoy tu trabajo al frente del consejito ése y de los ministricos esos, consistirá, esencial y fundamentalmente, en hacer realidad las geniales ideas que, Fidel, siempre quiso llevar a cabo pero que, por culpa del imperialismo, la CIA y la gusanera de Miami, nunca pudo realizar.
Díaz Canel – ¡Dónde sea, como sea y pa lo que sea, de ahora en adelante, mi general de generalotes, aquí estoy yo pa convetir en victoria los miles de millones de reveses, errores, insensateces, burradas, traspiés, estupideces, derroches, planificaciones absurdas, meteduras de pata, atrocidades, latrocinios, locuras, monstruosidades y derrotas de la revolución…, como lo hizo su hermano, en 1970, al convertir el revés en Víctoria… de las Tunas, tras el estrepitoso fracaso de la zafra de los diez millones de toneladas de azúcar. ¡Y de que iban, iban, pero no fueron!
Raúl – Muy bien, canelito, muy bien. Pero esa no será la primera genial idea de Fidel que tendrás que convertir en realidad.
Díaz Canel – Mi generador de generales de última generación: dígame usted cuál de las infinitas y trascendentales genialidades de nuestro siempre comandante en jefe es la que debo materializar en el acto.
Raúl – ¡Ponerle carapacho a los once millones de cubanos y cubanas que viven en nuestra finca, digo, en nuestra isla!.
Díaz Canel – ¿Como a las jicoteas?
Raúl – ¡Exacto!
Díaz Canel – ¿Esa encomienda tiene algo que ver con el cuento de la clase de zoología de la maestra y la jicotea de pepito, mi General Electric Company?
Raúl – Haz dado en el clavo, canelito. ¿Recuerdas que la maestra le explicó a los niños, en dicha clase, que las jicoteas pueden vivir, perfectamente, más de 365 días sin ingerir ningún alimento?
Díaz Canel – Ja ja ja ja ja, sí mi general de generables, lo recuerdo muy bien, y que pepito le suplicó a la maestra que no dijera eso ni a nuestra policía ni a los cdr ni a nuestro partido o a cualquier revolucionario de patria o muerte, porque si nuestro eternamente invencible máximo líder se enteraba de semejante notición, le pondría carapacho a todo el pueblo cubano.
Raúl – ¡He ahí su primerísima encomienda, compañero canelito!
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