La violenta crisis política que hace más de un mes convulsiona a Nicaragua y que ha cobrado más de un centenar de vidas y cientos de ciudadanos han sido heridos, detenidos o desaparecidos, no figura en la agenda de la 48 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), pero Estados Unidos proyecta impulsar una moción que incluya el tema en la reunion y se condene la represión en Nicaragua. No obstante el violento contexto político nacional, la OEA y el gobierno nicaragüense elaboran un proyecto de perfeccionamiento y fortalecimiento del sistema electoral nicaragüense, iniciativa cuyo texto sería dado a conocer en enero, es decir, dentro de siete meses.
En opinión del embajador de Estados Unidos en la OEA, el cubano americano Carlos Trujillo, “es triste que hayan muerto cerca de 100 personas y es triste que no haya ninguna resolución sobre Nicaragua”. Trujillo dijo que, resultado de ello, la Delegación de Estados Unidos en la OEA proyecta presentar, en la reunión de 4 y 5 de junio en Washington, un proyecto de pronunciamiento sobre la situación.
Lo planteado por Trujillo fue previsto por el nicaragüense Roberto Cajina, un experto en temas de seguridad y defensa, quien un día antes señaló que ello resultaría del asesinato, la semana pasada en Nicaragua, de un ciudadano estadounidense identificado como Henry Vera, crimen que sectores de oposición atribuyen al gobierno de Ortega.
Citado el 2 de junio por el diario nicaragüense La Prensa, Cajina señaló que la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua ha mantenido bajo perfil respecto a la crisis, pero que el homicidio de Vera “abre un nuevo capítulo en la tensa relación entre el Gobierno de Nicaragua y el de Estados Unidos”, y que “este nuevo nivel podría implicar más presión de EE.UU. a la Organización de Estados Americanos (OEA), para que endurezca su posición hacia el gobierno de Daniel Ortega, que hasta ahora (…) parece protegerlo”.
El experto dijo, a La Prensa, que “si Estados Unidos intervenía directamente en el conflicto le daba municiones a Ortega para decir que era una conspiración internacional, financiada por la CIA” y que “si no intervenía del todo, sería cuestionado por callar ante los hechos de violencia y represión policial que ha ordenado Ortega”. Pero “Estados Unidos, a raíz de la muerte de Vera, va a involucrarse de otra manera y eso le va a complicar más la situación a Ortega, y también a Almagro”, por “estar protegiendo a Ortega”, aseguró Cajina.
Entretanto la firmeza de la sociedad civil contraria al gobierno de Ortega se mantienen en diversos puntos del país, siendo la ciudad de Masaya, al sur de Mangua, la capital nacional, desde la semana pasada, un particular foco de la violencia. El clamor popular sigue siendo el de que Ortega y Rosario Murillo, renuncien a sus respectivos cargos, algo a lo cual la pareja se resiste con tenacidad.
Integrantes de la comunidad nicaragüense en Costa Rica han expresado la necesidad de derrocar a Ortega, en virtud de la posición del mandatario de aferrarse al poder. Han hecho en manifestaciones frente a la embajada de su país en San José. Un nicaragüense en Costa Rica escribió: “hermanos: la lucha armada es la única opción” y agregó que, “con todo respeto, nosotros estamos hablando y la lucha está en Nicaragua. Hay que tomar el fusil. Vean la masacre. No hay excusa”.
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