Este es uno de los puntos de ventas en Manzanillo, como ven el gran surtido de la gastronomía en la ciudad. La población se queja con razón porque no hay productos, a este dependiente solo lo acompañan algunas botellas de ron, un frici vacío, un fogón con un sartén esperando que le puede caer. También, un cartel cínicamente diciendo lo único que está en existencia y por su puesto la sonrisa del dependiente que no tiene culpa de estar en blanco. En las casas de los dirigentes la historia es otra.
Por María del Carmen Guisado Cisneros, delegada del CID en Manzanillo.
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