FIDEL PLANEABA ESCLAVIZAR A LOS TRABAJADORES CUBANOS DESDE EL PRINCIPIO

Por |2019-07-26T08:58:40-06:0026 julio, 2019|La Nueva República, Opinión|Sin comentarios

Huber Matos a la derecha y Fidel Castro a la izquierda en la entrada a La Habana en enero de 1959.

Por décadas se ha debatido sobre el fracaso económico del castrismo, señalando que es el resultado de la estatización de la economía cubana. La pobreza de los trabajadores cubanos es consecuencia de tal centralización, que sería o es el resultado de la aplicación del marxismo-leninismo.  Sin embargo el control directo de la economía por parte del estado obedece a la necesidad de mantener a los trabajadores en un estado de obediencia y servilismo que no les permitan tener otra necesidad que la supervivencia material.  Fidel Castro, que sobre todas las cosas aspiraba a controlar el poder de por vida para darle riendas a sus sueños de grandeza planetaria y su odios, tenía muy claro que Cuba y su pueblo eran el pedestal sobre el cual él se levantaría para darle riendas a sus patologías, por eso Fidel planeaba esclavizar a los trabajadores cubanos desde el principio. En palabras de quien fue su cercana colaboradora la Dra. Hilda Molina:“Fidel era un monstruo…él tenía un proyecto: no irse nunca de Cuba y dominar el mundo. Además me lo dijo”.

 

A dos meses del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959, Fidel tuvo un descuido que reproducimos en un día como hoy, 26 de julio de 2019:

 

Al recordarle el comandante Huber Matos a Fidel la promesa de repartir parte de las utilidades de las empresas a los trabajadores, Fidel le responde: –No se puede, Huber. Si posibilitamos que los trabajadores tengan independencia económica, eso conducirá en los hechos a la independencia política.

 

Del libro de  Huber Matos: “Como llegó la noche”:

 

“Regresamos a La Habana. Una manifestación parte de la Universidad por la calle San Lázaro. Después se celebra un acto en el Palacio Presidencial para conmemorar el asalto llevado a cabo hace dos años y como homenaje a los caídos en la acción. Fidel es el orador principal. Me sorprende que el inicio del discurso sea en un tono carente de solemnidad. Dice algunos párrafos casi a modo de broma. Como estoy de pie al lado de él, con discreción le recuerdo la fecha que se conmemora. Unos minutos más tarde, Fidel cambia el tono de su exposición.

 

A instancias suyas me comprometo a volver a la capital cada dos o tres semanas, para ponerme al tanto de los asuntos que él estima deben ser de mi conocimiento y así prepararme para futuras funciones.

 

En uno de estos viajes lo acompaño en un recorrido por las instalaciones del puerto de La Habana. Primero atravesamos la bahía para la inauguración de un molino de trigo en el municipio de Regla; después venimos a Cayo Cruz y de regreso a la Avenida del Puerto. Aprovechando que en confianza Fidel me habla de los problemas de la sociedad cubana y de los muchos conflictos laborales que se irán presentando, le pregunto:

 

  • – -¿Tú has descartado la idea de que los trabajadores perciban una participación de las utilidades de la empresa, tal como expones en tu discurso “La historia me absolverá”?

 

  • -No se puede, Huber. Si posibilitamos que los trabajadores tengan independencia económica, eso conducirá en los hechos a la independencia política.

 

Me quedo sin habla, no puedo hacer comentario alguno. Precisamente, uno de los propósitos principales de nuestra Revolución es hacer de Cuba una nación de ciudadanos libres y mejorar las condiciones de vida de los cubanos. ¿Hacia dónde, realmente, quiere ir este hombre?”.

 

Nota de LNR: El asalto a  palacio donde se encontraba Batista fue el 13 de marzo de 1957.

Artículo de La Nueva República 251-A

Biblioteca de La Nueva República (LNR)

 

 

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