En el pasado mes de mayo el cuerpo de guardafronteras radicado en el Cayo Juan Claro, Puerto Carúpano, municipio de Puerto Padre, Las Tunas, quemó seis pequeñas embarcaciones rústicas, conocidas en el argot popular como chapines, que son utilizadas para la pesca en el interior de la bahía.
El oficial a cargo del destacamento fronterizo nombrado Ortelio, quien autorizó la medida, actuó de manera deliberada y arbitraria puesto que confiscó estos chapines, construidos con recamaras de autos y poli espuma, sin esperar las reclamaciones de sus propietarios, que en su mayoría son jóvenes que construyen estos artefactos caseros con el propósito de divertirse y aliviar con la pesca la economía familiar.
Refiere Rayron Quevedo Amat, uno de los afectados que, a pesar de haber perdido su chapín, varios jóvenes se dirigieron al Partido y a la Fiscalía por la brutal medida y la respuesta fue la misma: Que violaron un artículo que prohíbe la construcción de estos artefactos artesanales, entonces cuando preguntaron por la vía a seguir para que le autorizaran la construcción de una embarcación legal les dijeron que no estaba prohibido pero la lista de requisitos hace imposible su autorización.
Es sencillo, al gobierno todo lo que le huela a costa, ya sea pesca o excursión sana, lo trata de limitar por el temor a salida ilegal o subversión en su contra. Todo esto a pesar de los cambios en la política migratoria establecidos entre Cuba y Los Estados Unidos. Nada, que los métodos heredados de su antigua colonia, La Unión Soviética, de destruir antes que persuadir, seguirán en la mentalidad propia de esta dictadura.
Por Rafael Cuza Solórzano, Delegado del CID en Delicias, Las Tunas.
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