La última semana que he vivido, mejor dicho agonizando, no se la deseo ni al más cruel de los seres humanos. Fatalmente me infesté con la covid 19. Choqué con una triste realidad. En Cuba están dejando morir a las personas infestadas. Enfermos muriéndose en los pasillos, un botellón de oxígeno para tres pacientes. Hace tres días recorrí tres áreas de salud en mi ciudad natal Santa Clara y no pude ser atendido por ningún médico.
Finalmente pude estar frente a frente ante un recién estrenado galeno en el policlínico Nazareno. Le expliqué mis padecimientos. Pacientemente me escuchó. Sin anotación alguna me dijo que no tenían ningún tipo de prueba para realizarme. Me sugirió que regresará al otro día, temprano, para un PCR.
La noche me parecía una eternidad. A las cuatro de la mañana ya estaba a la entrada del policlínico. Al poco rato comenzaron a llegar más enfermos. Unas 80 personas formaban la aglomeración. Muchos daban recetas de tratamientos caseros anta la ausencia de medicamentos.
Sobre las 8.30, de la mañana ante tantas reclamaciones de los enfermos, salió un médico de una estatura gigantesca. Trató de calmar a los desesperados pacientes. Dijo que sólo habían unas pruebas de PCR, que comenzarían hasta que se agotarán, acotó el médico que esperaban otras muestras de la provincia.
Cerca de las 10.30 una señora se desmayó. La revivieron con una mota de alcohol.
Después del corre corre comenzaron a consultar.
!! Que sorpresa!! No había una sola prueba de PCR. Entre malestar y disgusto los enfermos nos retiraron a las viviendas.
Ante mi crítico estado de salud llegué hasta el infierno llamado «Hospital Nuevo», principal centro de salud en Villa Clara. Nunca me pasó por la mente ver aquel panorama. Enfermos muriéndose en los pasillos, un botellón de oxígeno para tres pacientes. Otros enfermos tirados sobre los asientos. Las consultas abarrotadas. Le pedí a Dios por todas aquellas personas. Otra vez tropecé con la misma piedra. La orden está dada de «arriba» para realizar cualquier muestra hay que estar muriéndose, tener criterio de ingreso.
Le dije al médico que estaba infestado y me lo refutó. Le expuse todos mis síntomas y aun así me dijo que no estaba contagiado. Expresó que no me podía hacer el PCR. La charla se acalorada. Mandó a cerrar la puerta cuando le dije que iba a divulgar por Internet que se negaba a realizarme la prueba. Ahí comprendí que las pruebas se realizan cuando alguien de «arriba» las autoriza.
Los datos que se brindan por los medios de comunicación masiva carecen totalmente de veracidad. Son sólo una porción de las personas que realmente están contagiadas. Sin temor a equivocarme aseguro que al menos en Villa Clara hay más contagiados con la covid 19 en las viviendas que en los centros de salud o alternativos.
Fuente: Bernardo Fuentes Camblor
La Nueva República
CubaCID.org
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