LA ESTRATEGIA ES CLANDESTINA Y SILENCIOSA

LOS RUGIDOS DE LA LIBERTAD

Este 11 de julio la junta militar del régimen castrista desplegó su poder represivo por toda la Isla. Carros patrulla, turbas de policías vigilando las esquinas, paramilitares vestidos de civil y chivatones movilizados contra el fantasma de otra explosión de rebeldía.

Los ciudadanos fueron prudentes. Los estallidos sociales son espontáneos y no están condicionados a ninguna fecha específica. Suceden, cuando el enemigo menos lo espera. Estamos en guerra, una guerra desigual que requiere de estrategias inteligentes y mejor elaboradas. Clandestina y silenciosa.

El régimen está en estado de pánico. El miedo del pueblo alcanzó su fecha de caducidad y la tiranía sabe que soplan vientos de huracán volcánico que presagian una larga tempestad de sables y garrotes.

La bravuconada fanfarrona de los abusos impunes es solo el grito desesperado de un régimen que sabe que el pueblo tiene la última palabra.

Una muestra de la furia justiciera que se cierne sobre la cabeza de la serpiente genocida fueron algunos focos de rebeldía que se encendieron, en algunas zonas del país, a pesar de toda la parafernalia militar derrochada por las fuerzas represivas para intimidar al pueblo indefenso.

Se avecinan tiempos de enfrentamientos fratricidas, agitados desde el poder envilecido de la mafia criminal que ha destruido la nación cubana, pero la cobardía de los asesinos hará breve el tiempo de la guerra dura; porque detrás de los rugidos de la libertad vienen pisando fuerte los leones de la justicia de un pueblo que está rompiendo sus cadenas.