El 4 de abril de cada año se celebra el Día del Pionero en todas las escuelas de Cuba, conmemorando la fundación de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), que fue creada por el régimen y agrupa todos los niños de la enseñanza primaria. El objetivo de esta organización y del sistema de enseñanza del gobierno ha sido adoctrinar a los cubanos desde sus edades más tempranas y encaminarlos posteriormente a organizaciones de masa afines políticamente. Aunque la Organización de Pioneros José Martí usa el nombre de nuestro apóstol nacional su proceder es completamente contrario a su pensamiento. Martí con profunda visión advertía: “A los niños no se les ha de decir más que la verdad,… porque luego los niños viven creyendo lo que les dijo el libro o el profesor, y trabajan y piensan como si eso fuera verdad…
Esta celebración, aunque para muchos pueda parecer inofensiva, no lo es. Se intenta convencer a los pequeños (y al mundo) de que es un día de fiesta dedicado a ellos. La realidad es que desde el comienzo hasta el final del día se realizan una serie de actos políticos disfrazados de actividades culturales, cargados de un amplio repertorio de vehemencia político-ideológica. Lo más lamentable de todo es que las niñas y niños, al no tener suficiente nivel de discernimiento, desconocen los verdaderos objetivos del régimen. Lo cual es otra flagrante violación a los derechos humanos de los niños a recibir una enseñanza que: «promueva el desarrollo personal, profesional y social de los sujetos, así como la autonomía de pensamiento y acción».
El contenido de estas «actividades culturales” es netamente político y agresivo. Es parte de ello la repetición, hasta de cuatro o cinco veces y más en el día de consignas oficiales como: patria o muerte, venceremos-, -pioneros por el comunismo seremos como el Ché- y otras similares. Se obliga a los pequeños a entonar himnos y cantos políticos, a portar numerosos carteles y las imágenes de Fidel, Raúl, Díaz Canel, el Ché, entre otros; así como a recitar poesías que exalten la figura de Fidel y su revolución.
Pero la pandemia le ha jugado una mala pasada al régimen. Este año con las escuelas cerradas no podrán manipular a los niños con toda la dosis de adoctrinamiento que desde hace décadas practica la dictadura. Además, la pandemia ha sumido a los hogares cubanos en la desesperación por la falta de alimentos y medicinas, por el temor a ser llevados a los sitios de aislamiento que son lugares sin condiciones higiénicas ni alimentarias donde el miedo al contagio se hace patológico. Todo esto sumado al efecto liberador de la redes sociales que desmienten a diario el montaje que que por decadas el régimen ha tratado de fabricar utilizando el sistema de “enseñanza” y el monopolio de los medios de comunicacion.
Por Jesús Silva Gala, dirigente del CID en Pinar del Río
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