El hambre y la muerte andan de la mano por el campo y los pueblos de Cuba. No es por casualidad. El demonio al verse despreciado ha decidido convertir a los cubanos en seres sin alma ni voluntad, sin fe ni futuro. En zombies.
Si la mentira, la prisión y el látigo no lograron doblegarlos durante 75 años, el hambre y la muerte lo harán. Los que no acepten que se vallan, los que no puedan que se arrodillen.
En la Isla los militares no quieren ciudadanos, quieren sumisos que atiendan a los turistas, que vendrán a disfrutar de sus hoteles, las playas, la música y el sexo con los esclavos. Los viejos tienen que morir, no hay espacio para cargar con ellos, los que tengan otras pretensiones que no estorben. ¡Que se vallan!
Cuba será el país-hotel para que los agradecidos turistas, que serán los verdaderos ciudadanos, mantengan con su dinero al crimen organizado, uniformado y armado cuyo único aporte histórico será convertir a nuestro país en un burdel mundial.
Solo un obstáculo puede evitar semejante monstruosidad: la voluntad, que es la fe en acción, que es la resistencia. La fe en un futuro mejor no es virtud de los vencidos, estén dentro o fuera de Cuba. La esperanza, el coraje y el compromiso es un bien que nace en los indomables.
Tú escoges, renuncia a tener fe o lucha por ella, porque la resistencia es el camino de la victoria.
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