El 10 de marzo de 1952, el general Fulgencio Batista, a meses de las elecciones generales, interrumpía con un golpe de estado militar el orden constitucional de la República de Cuba. Un año y meses después, el 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes, en su mayoría militantes del entonces Partido Ortodoxo, organizados y dirigidos por Fidel Castro Ruz atacaban el Cuartel Moncada, una de las mayores y mejor protegidas instalaciones militares del ejército batistiano. El ataque fracasa, Fidel Castro, su hermano Raúl huyen y ellos y parte del grupo sobreviviente al ataque son tomados prisioneros, algunos fueron torturados hasta la muerte otros sometidos a un juicio por sublevación contra los poderes del estado.
Fidel Castro, abogado, asume su propia defensa que aprovecha para establecer en detalle las barbaries y torturas cometidas por sus opresores, las razones impostergables del enfrentamiento armado, así como una definición de los ideales compartidos por todos sus compañeros, presentes y caídos. En resumen, las leyes revolucionarias serían las siguientes:
1. Restablecimiento total de la Constitución cubana de 1940 garantizadora de derechos, como la libre asociación, libertad de culto y la propiedad privada entre otros.
2. El derecho a la propiedad privada de la tierra trabajada por el campesino mediante una reforma agraria
3. El derecho de los trabajadores industriales en particular aquellos de la industria azucarera a recibir participaciones en los beneficios generados por sus empresas
4. La confiscación de los bienes a culpables de fraude a los anteriores poderes públicos.
El documento se convirtió, con el nombre “La historia me absolverá”, en el Manifiesto del Movimiento 26 de Julio.
La condena de 15 años de cárcel se redujo a poco menos de dos años tras una amnistía concedida por Fulgencio Batista en 1955. Fidel Castro se traslada a Méjico para regresar el 2 de diciembre de 1956 en el yate Granma e iniciar el movimiento guerrillero de la Sierra Maestra el cual, sostenido por la sección clandestina del propio Movimiento 26 de Julio, el Directorio Estudiantil y otros grupos revolucionarios que operaron en todo el país, consiguen el derrocamiento del régimen autoritario de Fulgencio Batista el primero de enero de 1959. Ese día, principalmente siguiendo los ideales, compromisos y objetivos esbozados en el manifiesto del Movimiento 26 de Julio, daba comienzo la Revolución cubana.
En julio de 1959, El comandante del ejército rebelde Huber Matos conversa con Fidel Castro su preocupacion sobre la dirección que estaba tomando la revolución. En septiembre de 1959 escribía “…la influencia comunista en el gobierno ha seguido creciendo…… Tengo que alertar al pueblo cubano en cuanto a lo que está sucediendo” Huber Matos estaba preocupado por la influencia cada vez mayor de los comunistas en el gobierno, el movimiento obrero y el ejército; así se lo hacía saber a Fidel Castro quien lo justificaba como obra de Raúl y del Che, llegando al extremo de asegurarle que ellos dos no iban a robarle su revolución.
El 19 de octubre de 1959, Huber Matos, comandante histórico de la Sierra Maestra, en un último intento para forzar una acción que evitara la usurpación de la revolución por el comunismo internacional y a la vez llevar su inconformidad al conocimiento del pueblo cubano, le presenta a Fidel Castro su carta de renuncia. La respuesta inmediata de Fidel Castro fue la acusación de traidor ordenando el arresto de Matos al comandante Camilo Cienfuegos, quien se niega y tiene que ser Fidel personalmente quien la realiza. Días después de estos sucesos el comandante Camilo Cienfuegos desaparece por causas hasta hoy no confirmadas.
El 11 de diciembre de 1959 el comandante Huber Matos fue sentenciado a 20 años de prisión acusado de los delitos de traición y sedición que no pudieron probarse. El camino quedaba libre para que Fidel Castro, junto a Raúl y el Che alinearan a Cuba con los intereses políticos de la Unión Soviética y el comunismo internacional.
En cuartos oscuros, sin consideración a la memoria de próceres y mártires, de espaldas a la cultura e ideales de libertad y principios democráticos de su pueblo, se gestaban los planes que provocarían la fractura de la familia cubana entre los que dentro del país y en el temprano exilio reaccionaban a la propuesta entrega de la Revolución al comunismo frente a quienes confiados permanecían firmes en la defensa del líder que lo negaba. Es en extremo importante destacar que el pueblo cubano no se identificaba con la opción comunista, que sin consulta le habría de ser impuesta.
El 17 de abril de 1961 se produce la invasión de Playa Girón. Organizada y controlada por la CIA el gobierno de EE UU le niega el apoyo en el momento crítico y se convierte en el torpe y cruento fracaso de enfrentamiento que permite a Fidel Castro utilizar la Guerra Fría como escenario para consolidar su poder personal de forma vitalicia.
El 2 de diciembre de 1961 en un discurso conmemorativo del desembarco del Granma en 1956 Fidel Castro establece su filiación comunista y sin recato reconoce que lo había sido mientras convocaba a la guerra y al martirio a una juventud generosa basado en los principios e ideales democráticos esbozados por el mismo en su discurso “La historia me absolverá” y tomados como base del manifiesto del Movimiento 26 de Julio. Se consumaba la traición castrista para dar comienzo al adoctrinamiento comunista en la educación del país y la entrega de la Revolución Cubana a los intereses de dominio mundial del Imperio soviético.
El Presente
Sesenta años después, disuelta la Unión Soviética, reconocido por la comunidad internacional el fracaso del sistema comunista, destruida la economía del país por la ineptitud y desidia del gobierno y Cuba más dependiente que nunca a la dádiva externa, el Partido Comunista Cubano pretendía mantener un sistema pleno de contradicciones, incluso ideológicas, solo preocupado en sostener el poder por el poder mismo.
Mientras en la mañana las voces infantiles provenientes de todas las escuelas del país eran convocadas a la expresión del obligado y anacrónico juramento: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”, en esa misma tarde, una bella modelo extranjera, ataviada con la boina y la estrella de comandante para personificar al mismísimo Che, desfilaba por el centro del Paseo del Prado, cercano al Monumento al Apóstol José Martí, como parte de un mensaje propagandista de Channel, el mundialmente conocido perfume. Todo ello con el aplauso del régimen más corrupto en la historia de nuestro país.
Mientras las actividades y destrezas del pueblo cubano, lejos de ser motivadas a la gestión empresarial, en particular a la producción de alimentos para el logro de una robusta e indispensable industria agropecuaria, se restringen y conceden su explotación como dádiva, pero no como derechos; por su parte, las empresas extranjeras disfrutan de total protección oficial.
Hoy, mientras la prensa del régimen disfraza o esconde la verdad sobre situaciones tan críticas como la pandemia, la prensa independiente considerada ilegal es perseguida como terrorista por divulgarlas.
La queja surgió como muestra de desconformidad con la falta de alimentos, medicinas y la falta de libertad. Solo la disidencia se atrevía a retar de frente a las fuerzas de seguridad del régimen mientras la queja, silente ante la opresión, apenas servía para otra cosa que legitimar el poder opresor. Por primera vez, en SESENTA AÑOS una generación se lanza a las calles para reclamar libertad.
La expresión del reclamo generacional es espontánea y sería un grave error llamarla contrarrevolucionaria. El clamado de libertad es la denuncia a la mentira representada por el caduco y anacrónico sistema comunista. Frente al llamado hipócrita y traidor de Patria o Muerte, se levanta el grito joven de Patria y Vida. Un llamado sincero, optimista, virtuoso, confiado en los propios recursos para recuperar Vida para todos y que podríamos resumir en una frase del Apóstol.
“Tienen los pueblos, como los hombres, horas de heroica virtud que suelen ser cuando el alma pública, en la niñez de la esperanza, cree hallar en sus héroes, sublimados con el ejemplo unánime, la fuerza y el amor que han de sacarlos de agonía”
Apoyemos a esta generación, niñez de la esperanza, en su lucha por liberar la fuerza y virtud de su Revolución del control unipartidario del Partido Comunista, dejarlos que busquen libremente en la historia el ejemplo de todos nuestros héroes y mártires. Confiemos en sus manos la hoja de ruta para una transición democrática que permita lograr el sueño martiano de una nueva República “con todos y para el bien de todos”.
Se ha abierto una nueva causa de revisión histórica total y Fidel Castro, la historia no te absolverá, el pueblo cubano unido en la virtud y el amor se ha convertido en testigo de cargo de tu crimen: Traición de lesa patria.
Luis B. Gonzalez, fundador de Cuba Independiente y Democratica (CID) y su representante en Puerto Rico.
San Juan, Puerto Rico, 17 de julio de 1921
Deja tu comentario