Uno de los principales intereses del régimen castrista desde inicios de la pandemia ha sido destacarse con la creación de una vacuna que pueda ser creada por la dictadura. “Es sumamente importante que Cuba posea una vacuna propia contra el COVID-19”, dijo el títere Díaz-Canel hace casi un año, considerando ese hecho una cuestión de soberanía. De ahí salió la mencionada vacuna “Soberana 01”, sin siquiera cumplir los estándares internacionales para ello. Esto suena sobre todo a manipulación y politiquería más que a solución médica real y efectiva.
Antes de esas declaraciones nos habían tomado el pelo con las gotas homeopáticas “Prevengho-Vir”, que nos presentaron como un medicamento que, “hasta cierto punto inmunizaba contra el Covid-19”. Este demostró ser un engaño más fundido en manipulaciones engranadas al afán de victoria del régimen con fines políticos. Ahora se ve venir por el mismo camino a “Soberana 01, Soberana 02. Ellos afirman en los medios oficialistas que Soberana 02 es la vacuna que más resultados les está dando. De sus resultados no se sabe nada ni han sido publicados por ninguna vía. Lo cual sigue dejando el asunto en descrédito y desconfianza. En una nebulosa muy rara como siempre.
La dictadura se jacta diciendo que producirán 100 millones de dosis de vacunas de Soberana 02 para este año. Lo suficiente para vacunar a los más de once millones de cubanos y los visitantes extranjeros que arriben a la Isla. Pero, hasta el momento, no han dicho nada sobre la efectividad de tal vacuna, ni la validación, garantía, ni registro internacional ante la Organización Mundial de la Salud ni de otros organismos internacionales acreditados para tales fines.
Según las declaraciones de funcionarios del régimen, los avances que reportan los investigadores son “prometedores”; pero cabe destacar que expertos independientes aconsejan no dejarse llevar por tales declaraciones y tener cautela ante estos hechos. Parte de ello se debe a que los resultados de tales vacunas en las fases 1 y 2 no han sido revelados ni publicados en revistas científicas, ni revisadas por pares internacionales para su validación; como afirmó Beata Kampmann, directora del Centro de Vacunas en la escuela de Higiene y Medicina de Londres.
El castrismo sigue enfrascado en sus candidatos vacúnales, sin resultados demostrados, mientras que en el mundo las vacunas que más se están utilizando son las de Pfizer, la de Oxford-AstraZeneca, Moderna y recientemente la de Johnson & Johnson’s. Les sigue la Sputnik V de Rusia y la vacuna china Sinovac. ¿Pero a qué viene tanta arrogancia de parte del castrismo?
Según el Coronavirus Vaccine Tracker del New York Times (trazador de vacunas de coronavirus) actualizado hasta el 4 de marzo, en estos momentos en el mundo hay 21 vacunas que ya han completado los ensayos clínicos en humanos, hay 73 vacunas en ensayos clínicos en humanos y 79 vacunas se encuentran en investigación activa en animales. Un total de 173 vacunas en diferentes estados de investigación y pruebas, de las cuales 21 ya estan lista y en uso. ¿Qué hace un régimen, responsable de que el pueblo pase hambre y enfermedades alardeando del desarrollo de no una, sino de varias vacunas?, cuando debía estar adquiriendo las vacunas que ya están probadas y usándose.
Pero la dictadura sigue fanfarroneando con su vacuna “Soberana” para hacer política de que es el primer país latinoamericano que tendrá una vacuna, mientras la prensa informa que varios países hermanos como México, Costa Rica, Bolivia, Chile, Colombia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Argentina ya están protegiendo a sus ciudadanos con vacunas probadas. Incluso Venezuela ha recibido dosis de vacunas de China y de Rusia. En Cuba el pueblo continua contagiándose y muriéndose, padeciendo graves carencias, pasando hambre y miseria, en fin, hablar de soberanía con una vacuna, suena más a manipulación y politiquería, que a solución médica real y efectiva.
Por Jesús Silva Gala, dirigente del CID en Pinar del Río
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