Soy médico de profesión, especialista en Medicina Interna con 23 años de experiencia. Soy activista y dirigente del CID en Palma Soriano y actualmente acusado de Propagación de Epidemias, vivo en el monstruo y conozco sus entrañas. El pasado veinticinco de abril comencé a presentar fiebre y pérdida del apetito que duró cinco días, nadie visitó mi domicilio para realizar pesquizaje en este tiempo a pesar que existen varios casos de sospecha de Zika en mi vecindario. (Citado a declarar por acusación)
Con posterioridad presenté sangramiento de las encías y al realizarme análisis complementarios las plaquetas estaban bajas, casi en 60 000 teniendo en cuenta que sus cifras normales están en el rango de 150-300 000; consideré que la enfermedad que presentaba era Dengue Hemorrágico, solicité el auxilio a un amigo y colega especialista en Medicina Interna que acudió inmediatamente a mi domicilio y me examinó concordando con el diagnóstico presuntivo y decidimos ingresarme en una sala de cuidados intensivos emergentes de la Unidad Principal de Urgencias de Palma Soriano pero después de 3 horas de ingresado el médico de emergencias me comunicó que por decisión de la Dirección Municipal de Salud debía abandonar la institución e ingresar en un hospital de campaña o una sala de Medicina Interna destinada para casos de destinada para casos de Zika.
En su mayoría conozco no tienen ninguna condición ni personal especializado como el que requería en esos momentos. Mi decisión fue ir para mi domicilio con la consiguiente administración de volumen por vía parenteral y observación del médico que vive cerca de mi casa. Al día siguiente amanecí mucho mejor, el sangrado se detuvo y evolutivamente las plaquetas estaban cercanas a las cifras normales. Entonces comenzó el hostigamiento por parte de las instituciones sanitarias que visitaron mi domicilio y querían obligarme a ingresar a lo que me negué rotundamente y firmé un documento con mi decisión.
Esto no bastó y al día siguiente enviaron los inspectores de Higiene y Epidemiología primero y luego una ambulancia de Apoyo Vital Avanzado con tres policías en su interior que tenían por objetivo conducirme a la misma institución de donde me expulsaron. Conociendo el trasfondo de todo ese aparataje accedí y me examinó nuevamente un médico que emitió otro documento que avalaba mi buen estado físico y mi decisión de no ingresar. Con posterioridad el médico de cabecera que me asistió emitió un certificado para justificarme en mi centro de trabajo que fue rechazado por la dirección de mi centro laboral. Nunca me realizaron el monosuero para la detección del Dengue porque solo se realiza a casos ingresados, otras pruebas como la reacción en cadena de la polimerasa no se realizan en mi municipio.
Todo este proceder represivo contra mi persona forma parte de un proceso que comenzó en el año 2004 con la expulsión de mi centro laboral y la suspensión por un año del Sistema Nacional de Salud Pública y donde trataron de involucrarme en un delito de venta ilícita de psicotrópicos y estupefacientes quedando demostrada mi inocencia después de un año de investigación de la policía antidrogas y la seguridad del estado y negándose a resarcirme monetariamente por ello, solo realizaron una indemnización moral por todos sus errores pero fuera del marco laboral violando lo legislado y la decisión del entonces Ministro de Salud Pública José Ramón Balaguer.
He sido continuamente citado a reuniones por mi posición contestaría ante el régimen y hostigado por defender los derechos humanos. Como miembro del Partido Cuba Independiente y Democrática estoy amenazado por la inseguridad del estado y la directiva municipal de Salud Pública que continúa siendo la misma que me sancionó en el año 2004 con el encarcelamiento y actualmente acusado de Propagación de Epidemias junto al médico que me brindo su atención con el consiguiente curso legal. Me negué a ingresar porque en el medio hospitalario mi vida corría gran peligro por toda la ola represiva desatada en mi contra.
Sirva esta denuncia ante el mundo para que se conozca como actúan los órganos represivos en la Cuba dictatorial.
Por Arnoldo de la Cruz Bañobre, defensor del pueblo del CID.
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