¿Por qué Rusia y China no le venden sus vacunas contra el Covid-19 al castrismo?

En Latinoamérica sólo cuatro países han comenzado inmunizar a su población contra el Covid-19: México, Chile, Costa Rica y Argentina. El gobierno de Iván Duque en Colombia anunció que ya tiene contratadas las 61.5 millones de dosis necesarias para vacunar a 35 millones de colombianos y así lograr la inmunidad de rebaño; este 20 de febrero comienza la vacunación en ese país. Los rusos han desarrollado una vacuna, Sputnik V, que el gobierno argentino ha comprado y está usando para proteger su población y Chile recibió el miércoles de la semana pasada 2 millones de dosis de la vacuna china Sinovac y en pocos días esperaba recibir otros dos millones. ¿Qué pasó con el castrismo, amigos, socios y aliados ideológicos de Rusia y de China? ¿Por qué ni Rusia ni China han mandado algunos millones de vacunas a Cuba para proteger a su población? Las dos dosis de la vacuna Sputnik V cuestan solo $20 dólares pero el castrismo no tiene dinero para comprar la vacuna rusa ni la china y ni Rusia ni China le dan crédito. ¿O, será que a la dictadura en Cuba no le importa que se mueran algunos miles de cubanos mientras ellos juegan con sus experimentos tratando de lograr una vacuna?

En Cuba, en marzo/abril del año pasado el régimen empezó a pavonearse con el cuento de las gotas PrevengHo Vir que inmunizaban contra el Covid-19, todo fue un cuento y una estafa. Ahora están anunciando que van a fabricar 100 millones de vacunas contra el Covid-19 y ante tal anuncio el Diario 16 de España en un artículo de Dimas Ibarra, titulado: “Cuba anuncia la producción masiva de su vacuna contra la COVID-19, aunque no está certificada” en el que comenta:

En virtud de este calendario, resulta extraño que el régimen castrista ya esté hablando de la producción masiva, la distribución dentro y fuera del país y su uso para inocular a la población. Queda mucho camino por recorrer. El sistema actual para crear, probar y regular vacunas no es cosa de juegos. Se creó durante el siglo XX, cuando los grupos involucrados estandarizaron sus procedimientos y reglamentos. Su objetivo principal es garantizar la efectividad y seguridad de las vacunas”.