Lucila Acosta Fernández
A: Presidente de la Asamblea del Poder Popular
De: Lucila Acosta Fernández
Señor ya usted es la última esperanza de vida que me queda para terminar mis días bajo un techo sin mojarme y no quedar sepultada dentro del rancho que me queda por casa.
Le explico, yo vivía en la casa de mi madre ya fallecida, dicha casa que era de madera y techo de cartón. Con el transcurso de los anos y sin una reparación se fue deteriorando. Cada vez que amenazaba con pasar un ciclón enseguida me llevaban para la escuela de ciencias médicas albergada como medida de seguridad, hasta que un día en el año 2007 en que paso el Ike mi casa sufrió derrumbe total.
El delegado entonces era Julio Pajón, -quien en estos momentos se encuentra fuera en Canadá con su esposa extranjera- conversó conmigo y me propuso llevarme a otra casa en condiciones similares a la mía, es decir en mal estado de tabla y cartón la que le había pertenecido a la señora Amarilis que ya le habían otorgado una vivienda por problemas de la salud de su hijo.
En ese momento acepte irme a vivir ahí pues supuestamente era temporal ya que me iban hacer mi casa en mi terreno, del cual aún conservo la propiedad. El nuevo rancho que me dieron, supuestamente temporal, está en la cima de un lomerío.
Pasado un tiempo me doy cuenta que ya estaban construyendo mi casa y fui inmediatamente a visitar el delegado y me dijo tranquila que ya empezaron pero va a demorar un poco. Muy contenta me decidí a esperar y a los seis meses encuentro que ya estaba terminada la obra y que se encontraban otras personas en ella diciéndome que julio les había vendido el terreno y ellos la habían construido. Fui rápidamente a a reclamarle a julio y para mi sorpresa ya se había ido del país.
Lucila con la activista del CID
Francisca Marlene Cedeño Toledo
Le explico esto para que esté al tanto de lo que está sucediendo conmigo. Desde el año 2008 me estoy quejando por lo sucedido, a pesar de haber pedido una entrevista con usted nunca lo he logrado y ahora utilizo esta vía. He visitado ya esa institución y Esperanza y Yadira, las que atienden a la población, me han maltratado verbalmente; ya por ultimo me dijeron que le pida ayuda a Estados Unidos, que los americanos si tienen que ellos no tienen casa para darme.
Y me pregunto ¿por qué si soy cubana tengo que pedirle a los americanos que me ayuden, si supuestamente el Poder popular es el Poder del Pueblo?
Me dirigí también a la otra delegada, Luz Marina, y esta lo que me recomendó es que me fuera a un asilo y yo ni estoy postrada y me valgo por mí misma para estar en un asilo.
Realmente necesito se me ayude en esta situación, soy una mujer de 63 años, con una chequera que apenas me alcanza para comprar las medicinas porque estoy enferma con secuelas de un derrame cerebral. En muchas ocasiones tengo que salir a pedir un bocado de comida a los vecinos, menos tengo para arreglar mi casa y en esta loma y este casucho no me queda mucho tiempo de vida.
Sin más en espera de su respuesta, Lucila
Nota: aquí le envío fotos de donde vivo
Defensores del Pueblo: Francisca Marlene Cedeño Toledo y Zuleidys Pérez Velázquez
Fotos: Luis Jaime Merino
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