El régimen castrista hace lo que quiere cuando quiere y nadie puede decir ni dar opinión alguna con las decisiones que toman en la Isla. Desde el triunfo de la mal llamada revolución cubana todo lo que hacen es para perjudicar al pueblo cubano y beneficiar a las fuerzas represivas.
Este es el caso del centro recreativo El Laberinto, sito en la avenida Ocho Vías y carretera de Capdevila, reparto Capdevila, Ciudad Habana. Desde 1998 cientos de familias cubanas disfrutaban de una estancia agradable en esa instalación, donde jóvenes, niños y ancianos gozaban de un día feliz en unión de sus seres queridos.
El ex-trabajador Humberto Acosta Lazo, de dicho centro, nos dijo que el diciembre pasado la administradora Yolanda Cruz realizó una reunión alegando que el lugar iban a cerrarlo por problemas de presupuesto, la dirección del centro les comunicó a siete trabajadores sin más explicación, que tenían que abandonar el trabajo hasta nuevo aviso.
El día 4 de marzo, Acosta Lazo, fue a buscar unos papeles que le hacían falta para comenzar en un nuevo empleo y para su sorpresa se encontró que no habían cerrado nunca, sino que lo convirtieron en un lugar de descanso para los oficiales de la FAR, Fuerzas Armadas Revolucionarias. Estos típicos casos se ven a diario en la Cuba de hoy, que el pueblo nunca tiene derecho a nada porque lo único que le importa al gobierno castrista es tener a sus secuaces comprometidos hasta el cuello.
Por Victor Penalba Subit, Defensoría del Pueblo
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