Es importante detenernos a pensar por un momento en los espacios que necesita la mujer para el fortalecimiento dentro de la vida familiar y también en el ámbito político. Es necesario sensibilizar a la población sobre los derechos de la mujer y establecer firmemente que el Estado garantice una cultura jurídica que rechace la discriminación y la desigualdad de la mujer, estigmas que enfrentamos la mayoría de las cubanas. Es una injusticia y un absurdo que ni la violencia contra la mujer ni el feminicidio constituyen figura legal en el Código Penal Cubano, ni tan siquiera aparecen como Género y Feminicidio. Por lo tanto es de suma importancia para la mujer tener espacios amplios y plurales de participación social y profesional. La mujer en Cuba necesita normas democráticas de realización personal, necesita libertad para elegir la educación que desee para sus hijos. Por ninguna razón podemos ser objeto de discriminación. En el Artículo 42 de la constitución, se estipula que todos los ciudadanos tienen iguales derechos, por lo tanto se le debe exigir al Estado que de conformidad con el artículo 1 de la convención que adopte una definición jurídica general de todas las formas de discriminación directa e indirecta contra la mujer.
La realidad es que los medios oficiales no suelen publicar datos sobre los feminicidios que no son un fenómeno aislado en Cuba. No existe una estadística de estos actos de los cuales muchas son víctimas. Precisamente en una asamblea nacional, Mayda Álvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) dijo que según datos preliminares de un sondeo realizado, un 26,7% de la población en Cuba es afectada por violencia. En otra encuesta realizada a jóvenes de entre 20 y 25 años de edad se comprobó que la violencia machista es un problema grave en nuestro país.
En la localidad de El Guayabo, Municipio de Pinar del Río, se están realizando talleres con el objetivo de hacer visible el tema de la violencia contra la mujer. El feminicidio y la violencia de género en Cuba pueden convertirse en un eficaz instrumento de incidencia política y constituye sin duda, una herramienta que permite establecer diálogos entre la sociedad civil y así cumplir el compromiso ineludible de fortalecimiento organizativo de las mujeres emprendedoras y amantes de la libertad y la no discriminación.
Por Daudy Hermelo Lago Delegada del CID en El Guayabo, Pinar del Río
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