LA MUERTE DE UN HÉROE

Por |2021-05-19T13:27:27-06:0019 mayo, 2021|Historia, La Nueva República|Sin comentarios

José Julián Martí y Pérez (1853-1895)

Por Jaime Suchlicki*

 

El héroe más grande de Cuba y su escritor más influyente. Revolucionario, poeta, periodista y principal organizador de la Guerra de Independencia de 1895-1898, fue el apóstol de la independencia de Cuba. Nació en La Habana el 28 de enero, de padre valenciano y madre «isleña», durante sus primeros años fue un estudiante destacado. Su entorno y maestros despertaron en él una devoción por la causa de la libertad. Se matriculó en el Instituto de Segunda Enseñanza pero pronto fue arrestado por razones políticas. Tras cumplir varios meses de trabajos forzados, fue deportado a España en enero de 1871.

 

Para entonces ya estaba recibiendo reconocimiento como escritor. A los 15 años había compuesto varios poemas y a los 16 publicó un periódico, “La Patria Libre” y escribió un poema dramático, “Abdala”.  En España retomó sus estudios y publicó un ensayo, “El Presidio político en Cuba”, en el que denunciaba la opresión española y las condiciones en las cárceles cubanas. En 1874 se licenció en Filosofía y Derecho en la Universidad de Saragoza. Después de viajar por Europa, trabajó como periodista en México; en 1875-1877, realizó una breve visita a Cuba y se instaló en Guatemala, enseñando literatura y filosofía.  Allí se casó con Carmen Zayas Bazán, hija de otro exiliado cubano y poco después publicó su primer libro, “Guatemala”.  Descontento con la vida bajo el liberal pero autocrático presidente Barrios de Guatemala, regresó a Cuba en diciembre de 1878 con la esperanza de que la Paz de Zanjón hubiera mejorado las condiciones allí. Las autoridades, sin embargo, pronto descubrieron sus actividades revolucionarias y volvieron a deportarlo a España. Escapó a Francia, para luego trasladarse a Estados Unidos y Venezuela.

 

Finalmente en 1881 hizo de Nueva York su hogar, aunque siguió viajando por América Latina y escribiendo sobre sus problemas. Escribiendo una columna regular para La Opinión Nacional de Caracas y La Nación de Buenos Aires, ganó reconocimiento en toda la América Hispana. No sólo sus artículos, sino también su poesía y su prosa, precursoras del modernismo, se popularizaron. Su poesía la reservó principalmente para la expresión de sus pensamientos más íntimos, sus amores y su creciente preocupación por la muerte. En 1882 sus poemas más significativos registraron tiernos sentimientos por su hijo y su patria, expresados en metro regular pero con un estilo que presagiaba el modernismo, aparecieron en la colección “Ismaelillo”, nombrado así por su hijo. Sus poemas más conocidos son sus “Versos sencillos” (escritos más o menos en la misma época pero solo publicados a título póstumo, que enfatizan temas como la amistad, la sinceridad, el amor, la justicia y la libertad. Martí también se ganó el corazón de muchos jóvenes latinoamericanos con su “Edad de Oro”, una revista especialmente dedicada a los niños. Su mayor contribución a las letras hispanoamericanas fueron sus ensayos. Escritos en un estilo muy personal, la renovación modernista del lenguaje que los caracterizó marcó el inicio de la nueva prosa hispanoamericana.

 

Se dio cuenta muy pronto que la independencia de España era la única solución para Cuba y que esto solo podía lograrse mediante una victoria militar obtenida tan rápidamente que evitara la intervención de los Estados Unidos. Su temor a una dictadura militar tras la independencia propició su ruptura en 1884 con los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. Su alejamiento terminó en 1887 y los tres hombres reanudaron entonces el trabajo conjunto, asumiendo Martí el liderazgo político. En 1892 formó el Partido Revolucionario Cubano en Nueva York y dirigió sus esfuerzos hacia la preparación de una guerra contra España. Lo que distinguió a Martí fue su capacidad para organizar y conciliar. Su oratoria inspiró a sus oyentes que admiraban su fe y sinceridad; su convicción en las ideas que perseguía le granjearon respeto y lealtad. Sus escritos no eran meros ejercicios retóricos, sino enseñanzas morales dirigidas a hacer mejores seres humanos. Su importancia trascendió a Cuba. Al igual que Simón Bolívar, el pensó en términos de un continente y abogó por la unidad de América Latina. Sus escritos e ideas tuvieron impacto en toda América Latina. Cuando en 1895 dio la orden de la reanudación de las hostilidades, sintió que no podía quedarse en Nueva York y desembarcó en Cuba para dirigir la campaña. Poco después, el 19 de mayo, fue asesinado en una escaramuza en Dos Ríos.

 

* Jaime Suchlicki es director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de “From Columbus to Castro & Beyond”, ahora en su 5ª edición; México: “Mexico: From Montezuma to the Rise of the PAN”, 2ª edición, y de “Breve Historia de Cuba”.

Una publicación de The Cuban Studies Institute

 

 

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