Según Rosario Murillo, la vicepresidenta de Nicaragua y cómplice de su marido Daniel Ortega, el incendio que el 16 de junio que mató a seis personas, incluidos dos niños, es causa de hechos satánicos perpetrados por vándalos y delincuentes. La gente –familiares, amigos, vecinos de las víctimas- contradice esos desvaríos delictivos que solamente pretenden, sin éxito, distraer la atención y ocultar la verdad y señala a los verdaderos autores materiales: policías antimotines y paramilitares progubernamentales.
En una joya de la desinformación oficialista, Murillo aseguró horas después del incendio, que se trató de una acción llevada a cabo “por el vandalismo, por la delincuencia”, por los “siniestros, maléficos, perversos” responsables de la violencia que brutalmente golpea hace dos meses al país.
Pero la desfachatez del régimen ortega-murillo no quedó ahí, porque Murillo incurrió en máxima hipocresía al referirse a los allegados a las víctimas, y proponer: “ofrezcámosle un corazón lleno de amor para sanar ese odio que albergan en sus almas, es lo mejor que podemos hacer porque no hay venganza que quepa en nuestros corazones y además, no hay reparación posible para tanto crimen, para tanta actividad siniestra, para tantos ataques que parecen prácticas satánicas, desconocidas en nuestro país”.
Y no conforme con eso, afirmó: “Nicaragua reclama, clama, quiere paz, que cese tanta abominación” y se declaró sorprendida con lo que está ocurriendo, porque “nunca habíamos visto tanta profanación de nuestra fe y de nuestras prácticas cristiana”.
Mientras Murillo profería esas expresiones ofensivas para los nicaragüenses en resistencia y según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos –una de las más respetadas y serias organizaciones del país-, la vela de las víctimas del incendio fue interrumpida por detonaciones en los alrededores, lo que obligó a los participantes a retirarse. Entretanto, según los datos más recientes de organismos humanitarios, el número de víctimas fatales de la violencia policial y paramilitar se ubica en 200.
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