Mientras la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea y Vicepresidenta de la Comisión Europea, Federica Mogherini, llamó el martes 17 de julio al Gobierno de Nicaragua a poner “fin inmediato a la violencia”, que desde abril deja más de 350 muertos, fuerzas combinadas del gobierno del dictador Daniel Ortega lanzaron ese mismo este mismo martes un fuerte ataque sobre la ciudad rebelde de Masaya, en un nuevo intento de desarticular la resistencia en el barrio de Monimbó, símbolo de las protestas que dejan unos 280 muertos en tres meses en Nicaragua. «¡Atacan Monimbó! Las balas están llegando hasta la parroquia María Magdalena, en donde está refugiado el sacerdote» de ese templo, denunció en Twitter el arzobispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. El jefe policial de Masaya, Comisionado Ramón Avellán declaró a medios oficialistas que al ataque armado de este martes es una orden directa de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en su llamado “plan limpieza”. Avellán, dijo que limpiarán a Monimbó y Masaya «al costo que sea».
Las campanas de las iglesias sonaron al tiempo que ráfagas de armas de todo calibre se escucharon por todos lados de Masaya, dijeron testigos que llamaron a emisoras de Managua. Más de 1.000 hombres fuertemente armados con ametralladoras entraron disparando a mansalva a esta ciudad de 100.000 habitantes, ubicada a 30 kilómetros al sur de la capital, indicaron pobladores. Los antimotines y parapolicías ingresaron a bordo de 37 camionetas y rodearon Masaya, cerrando el acceso a la ciudad, según imágenes subidas por pobladores en las redes sociales.
La operación del martes, en la que también se observaron francotiradores, se concentra sobre el barrio indígena de Monimbó, donde la población ha levantado barricadas de adoquines de hasta dos metros. «Nos están atacando con armas de alto calibre, es uno de los ataques más fuerte que han lanzado a Masaya, se oyen detonaciones y disparos de ametralladoras», relató el dirigente del movimiento estudiantil 19 de Abril, Cristian Fajardo. Los muchachos resisten «con morteros (tubos desde el cual se lanzan cohetes de polvora, como en las fiestas) y piedras», agregó. Báez suplicó al presidente Ortega detener «la masacre» y pidió a la gente de Monimbó que se resguarde y «salven sus vidas».
La ciudad de Masaya se declaró en rebeldía contra el gobierno desde que iniciaron el 18 de abril las protestas antigubernamentales que reclaman la salida del gobierno de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
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